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Aprendiendo a escuchar

Mi nombre es Rod Suárez, WSET Avanzado pero a lo largo de la vida he portado muchos sombreros y explorado caminos que me han traído al aquí y ahora. Soy una persona con muchas pasiones, en una constante búsqueda del balance entre lo racional y lo emocional, que aprovechando todas las herramientas que ha ido forjando a través del tiempo ha encontrado una visión y una voz peculiares. Mi currículum es algo caótico, he sido actor, cantante, comediante, barkeeper, guía de turistas, actualmente docente, creativo, consultor de vinos y servicio. Mi historia con el vino comenzó el día que creí haber perdido mi voz, sin embargo poco después me di cuenta que me había encontrado a mi mismo.

Descubrí que catar vino no es solamente ser critico y analitico de una percepción sensorial, que no son únicamente el gusto, olfato y capricho nuestros medios para disfrutar de él. Aprendí a observar, escuchar, interpretar, y decidí ofrecer mi voz para darle alas, me convertí en embajador del vino, en educador, y por qué no, en poeta.

Existe quien piensa que catar vino es para los profesionales, o para los que saben, quien piensa que el mejor vino es “el que te gusta”, quien no quiere beber vino por que tuvo una mala experiencia o por que “no sabe”, y el que lo bebe solo por que tiene alcohol. Todas estas personas tienen derecho a su opinión, al final del día esta columna es mi opinión y percepción según mi experiencia de vida - no diré que siempre tengo la razón, o que todos tengamos la razón, lo que sí haré será invitarlos a sentir y pensar fuera de la caja.

Catar un vino es tener una conversación con nuestra copa. A un catador experimentado le dirá cómo, cuándo, dónde, con qué, y por qué fue hecho, a un catador sensible le ayudará a descubrir cosas de sí mismo, lo transportará a lugares en su memoria o imaginación, le brindara recuerdos y simentara momentos, será el “smelltrack” de la vida. A todos el vino nos hablará de su gente, del esfuerzo, pasión y dedicación que viven en cada botella.

Deseo que todos podamos entender que no es necesario encasillarse en una sola forma de catar, los invito a que se interesen por aprender y sentir todo lo que el vino tiene para ofrecernos.

Hagamos un pequeño ejercicio: catemos con ciencia y con sentimiento. Vamos a servirnos una copa, observamos su color, su brillo, su intensidad, describamoslo como mejor nos plazca y relacionemoslo con algo que nos haga sentir. El color de un vino nos da pistas de su edad, su materia prima, su proceso, e incluso su sabor, iremos aprendiendo poco a poco más de esto, por ahora enfoquémonos en sentir.

Ya que hemos observado nuestro vino vamos a olfatear, cerraremos los ojos y disfrutaremos con un suspiro profundo sus aromas tanto a copa tranquila, como agitando nuestra copa para oxigenar es decir permitir que los aromas se expandan, diremos a media voz los aromas que encontramos, y trataremos de descifrar lo que cada uno de estos despierta en nosotros, con qué los relacionamos, y por qué. Los aroma del vino en la cata sistemática, nos hablan de su tierra, su clima, su proceso, crianza, y cuidado, pero en la cata emocional nos habla de nosotros mismos dado que el olfato es el sentido más poderoso para conectar con nuestros recuerdos - consciente o inconscientemente.

Después de esto permitiremos a nuestro gusto y tacto disfrutar del vino en boca, vamos a paladear con tranquilidad este tesoro de la tierra, su sabor, su textura… y vamos a escuchar lo que el vino tiene para decirnos.

Por ahora me despido pero nos leeremos en el próximo artículo para acompañarnos en este camino de descubrimiento que se llama vida. Abran sus sentidos, corazón y mente que para vivir la vida debemos estar presentes y disfrutar de los pequeños momentos.

Los esperamos en Haciendas Las Ánimas, en el corazón del Valle de Guadalupe.



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